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Resumen del libro
Practicar la felicidad
por Tal Ben-Shahar
Introducción
La tesis de este libro es que si
desarrollamos algunas habilidades podemos tener una vida plena ya que la
felicidad se puede conseguir se puede aprender se puede crear.
Muchas veces se critica a la sociedad por estar
obsesionada con la felicidad: la abundancia de libros de autoayuda, que ofrecen
rápida solución a los problemas, se venden hoy más que nunca, y la gente acude
al psicólogo al primer signo de trastorno emocional. Si bien la crítica se
justifica en cierta medida, está, no obstante, mal dirigida: la obsesión no
gira en torno a la felicidad, sino al placer y el bienestar.
El gran reto de cada persona es ser feliz.
Profundamente y plenamente feliz. Explicado de otra manera como podemos pasar
de una vida mediocre a una vida deseada a una vida plena.
El “mundo feliz” de las soluciones rápidas con
frecuencia pasa por alto lo más importante. La auténtica felicidad no excluye
cierta medida de malestar emocional y de dificultades, que algunosLIBROS de
autoayuda y algunos psicólogos intentan eludir. La felicidad involucra nuestra
capacidad de superar obstáculos.COMO decía
Viktor Frankl: “Lo que necesitamos no es vivir sin tensiones, sino la fortaleza
para alcanzar las metas situadas al otro lado de ellas. Lo que necesitamos no
es librarnos de las dificultades a toda costa, sino encontrar un significado
propio a la vida que nos merezca la pena”.
En Practicar
la felicidad, Tal Ben-Shahar, profesor de Psicología
positiva en Harvard, nosPRESENTA,
a modo de diario, 52 reflexiones prácticas para conseguir una vida
gratificante. No se trata de un recetario para alcanzar la perfección (quimera
reservada para los libros de autoayuda y newAGE), sino de una serie de observaciones prácticas que ha
ido recopilando a lo largo de su trayectoria como docente.
Practicar la felicidad
Ser agradecido. Los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough
llevaron a cabo una serie de experimentos en los que pidieron a un grupo de
personas que escribieran cada día al menos cinco cosas, de mayor o menor
importancia, por las que se sintieran agradecidas. Las respuestas fueron de lo
más variadas, e incluyeron desde los padres de los participantes a la música de
los Rolling Stones, desde el hecho de despertar cada mañana hasta la existencia
de Dios. Resulta que dedicar uno o dos minutos diarios a expresar la gratitud
que una persona siente por los hechos de su vida puede tener notables
consecuencias. En comparación con el grupo de control, los participantes que
expresaron su gratitud por esas cosas no solo desarrollaron una mayor capacidad
para apreciar su propia vida, en general, sino que experimentaron niveles más
elevados de bienestarPERSONAL y
emociones positivas: se sentían más felices y eran más asertivos, enérgicos y
optimistas. También se mostraron más generosos y dispuestos a ayudar a otros.
Además, dormían mejor, sentían ganas de hacer más ejercicio y tuvieron menos
síntomas de enfermedades.
Una vez que establecemos el hábito de manifestar
nuestra gratitud, ya no hace falta que pase nada especialPARA sentirnos
felices. Nos hacemos más conscientes de las cosas buenas que nos suceden
durante el día y cada vez nos vamos acordando de ir poniéndolas en la lista.
Dar tiempo al tiempo. Permanentemente sentimos la presión del tiempo, lo que
en cierta medida contribuye a aumentar los porcentajes de depresión que
sufrimos actualmente. Una de mis funciones como tutor durante los seis años que
estuve en la escuela de posgrado de la universidad consistía en asesorar a los
estudiantes en la elaboración de sus currículos. Me llamó la atención que cada
año los estudiantes tenían más méritos que sus predecesores, al menos en el
papel. Al principio me sorprendieron tantos logros, hasta que me diCUENTA del
precio emocional que estaban pagando por los títulos cada vez más
impresionantes que tenían que incluir en letras cada vez más pequeñas en la
página del currículo. En una encuesta de alcance nacional realizada entre
estudiantes universitarios, el 95 % dijo sentirse “abrumado por todo lo que
tenía que hacer”.
En general, todos nos sentimos demasiado ocupados con
la cantidad de cosas que tenemos que hacer cada día, y que son cada vez más.
Como consecuencia, no logramos disfrutar de toda la felicidad potencial que nos
rodea, ya se trate de lo que hacemos en clase, en elTRABAJO,
al oír música o mirar el paisaje, al estar con nuestra pareja o nuestros hijos.
¿Qué podemos hacerPARA disfrutar
más nuestra vida, dentro de la carrera desenfrenada a la que la mayoría de
nosotros nos lanzamos todos los días? La respuesta tiene una parte buena y otra
mala. La mala es que, por desgracia, no hay soluciones mágicas. Tenemos que
simplificar nuestra vida, bajar un poco el ritmo. La buena noticia es que
simplificar nuestra vida, hacer menos en vez de más, no significa que tengamos
que sacrificar nuestroÉXITO.
La regla 80/20, descubierta por el economista italiano
Vilfredo Pareto, establece que, en términos generales, el 20 % de la población
de un país posee el 80 % de la riqueza; el 20 % de los clientes de una empresa
generan el 80 % de sus ingresos, etcétera. En fecha reciente, Richard Koch y
Marc Mancini aplicaron la regla 80/20, también conocida como el principio de
Pareto, a laGESTIÓN del
tiempo. Estos investigadores sugieren que podemos hacer el mejor uso posible de
nuestro tiempo concentrando nuestro esfuerzo en el 20 % de aquello que nos
proporcionará el 80 % del resultado que queremos obtener. Por ejemplo, si
escribir el informe perfecto que queremosPUEDE llevarnos
de dos a tres horas, seguramente en treinta minutos podremos escribir uno que
cumpla con los requisitos mínimos que necesitamos.
Rituales. Muchas investigaciones sugieren que introducir cambios
en nuestra vida (aprender nuevos trucos, asumir otros comportamientos, cambiar
viejos hábitos) es sumamente difícil. La mayoría de las veces que intentamos
cambiar algo, ya sea a títuloPERSONAL o en
una empresa u organización, no lo logramos. En su libro El poder del compromiso pleno, Jim Loehr y Tony Schwartz proponen una nueva manera de
enfocar los cambios: sugieren que en vez de concentrarnos enFOMENTAR nuestra autodisciplina para conseguir los cambios que deseamos, lo hagamos
mediante rituales.
Establecer un nuevo ritual, con frecuencia, puede ser
difícil, pero mantenerlo es relativamente fácil. Los atletas de élite tienen
rituales: saben que cada día, a determinadas horas, están en la cancha, luego
en el gimnasio y después haciendo estiramientos. Para muchos de nosotros,
cepillarnos los dientes al menos dos veces al día es un ritual que llevamos a
cabo sin dedicarle demasiada concentración ni una disciplina especial. La idea
es que enfoquemos de la misma manera los cambios que queramos introducir en
nuestra vida.
De acuerdo con Loehr y Schwartz, “el establecimiento
de un ritual exige comportamientos muy concretos que deben realizarse enMOMENTOS muy
específicos… y motivados por valores muy profundos del sujeto”. En el caso de
los atletas, estar en una posición de élite es un valor muy apreciado, lo que
les lleva a elaborar rituales relacionados con su entrenamiento; la mayoría de
las personas valoran altamente la limpieza, por lo que establecen rituales como
el de cepillarse los dientes.
Piense en dos rituales que podrían ayudarle a ser más
feliz. Podrían ser dedicar quinceMINUTOS a
meditar todas las tardes, salir con su pareja los martes, inspirar
profundamente tres o cuatro veces al despertarse por la mañana, pasar una hora
leyendo tranquilamente un día sí y otro no, dedicar dos horas a su
entretenimiento favorito todos los domingos por la tarde, etcétera.
Cuando esté seguro de los rituales que quiere adoptar,
escríbalos en su diario y empiece a hacerlos. Puede que al principio le resulte
difícil establecerlos pero, después de un tiempo, generalmente alrededor de un
mes,SEGUIRLOS se le
hará tan fácil y natural como cepillarse los dientes.
Perfeccionismo y optimalismo. La diferencia fundamentalENTRE el
perfeccionista y el optimalista es que el primero, en esencia, rechaza la realidad, mientras que el segundo laacepta.
El perfeccionista quiere que su camino hasta la meta
que se ha fijado —y, en realidad, todo su camino por la vida— sea directo, sin
tropiezos, libre de obstáculos. Cuando esto no es así —lo que sucederá
inevitablemente— se sentirá frustrado y le será muy difícil manejar la
situación. Pero mientras que el perfeccionista rechaza toda posibilidad de
error o fracaso, el optimalista lo acepta como una parte natural de la vida,
como una experiencia inextricablemente unida al éxito. Comprende que no lograr
el trabajo que deseaba o reñir alguna vez con su pareja son parte integrante de
una vida plena y rica en experiencias; asume estas experiencias como
oportunidades de aprender y surge de ellas más fuerte y más capacitado para
resistir los embates. Recuerdo que fui infeliz en mis años de universidad, en
gran medida por mi rechazo aACEPTAR el
fracaso como una parte necesaria de mi aprendizaje... y de la vida.
El perfeccionista rehúye la realidad y la reemplaza por su mundo de fantasía: un mundo en
el que el fracaso noTIENE lugar,
ni tampoco las emociones negativas, un mundo en el que él podrá alcanzar sus
propias cotas deÉXITO sin
fijarse en lo poco realistas que pueden llegar a ser. En contraste, el
optimalista está dispuesto a ACEPTARla
realidad; acepta que el mundo real contiene
inevitables dosis de fracaso y malestar, y que el éxito hay que medirlo por lo
que realmente es posible obtener.
El perfeccionista paga un precio excepcionalmente alto
por su negación de la realidad. Su rechazo al fracaso le produce ansiedad ante
esa amenaza, siemprePRESENTE,
y su rechazo a toda emoción negativa suele generar, por el contrario, una
intensificación de las emociones que intenta suprimir, lo que le genera una
tensión aún mayor. Su empeño en ignorar las limitaciones del mundo real le
lleva a imponerse metas y resultados irrazonables e imposibles de lograr y,
como al final no podrá alcanzarlos, se siente constantemente acosado por
sentimientos de frustración e inadaptación.
En cambio, el optimalista obtiene grandes beneficios
emocionales de su visión de la vida y es capaz de tener una vida plena y rica
en experiencias, simplemente porque acepta la realidad tal cual es. Dado que
piensa que el fracaso es algo que sucede naturalmente —lo que no quiere decir,
por supuesto, que le agrade fracasar—, siente menos ansiedad ante las
situaciones problemáticas y disfruta más de lo que hace. Como acepta las
emociones negativas como una parte inevitable de la vida, no trata de
reprimirlas, con lo que estas no se le presentan recrudecidas y sale de ellas
armado de un nuevo aprendizaje. Al aceptar las limitaciones existentes en el
mundo, se fija metas realistas que pueda alcanzar, con lo quePUEDEsaborear
el triunfo muchas veces.
APRENDERdel
fracaso o fracasar en el aprendizaje. En su
obra sobre la autoestima, Richard Bednar y Scott Peterson señalan que la propia
experiencia de enfrentarse a las dificultades —aun arriesgándose a fracasar—
ayuda a aumentar la confianza en uno mismo. Si eludimos los retos y las
dificultades por miedo al fracaso, nos estamos diciendo a nosotros mismos que
no nos sentimos capaces de superar los problemas, que no sabemos cómo actuar
ante el fracaso. En consecuencia, nuestra autoestima se debilita. Pero si nos retamos
a nosotros mismos a alcanzar determinados objetivos, nos estamos diciendo
internamente que somos lo bastante capaces de poder manejar cualquier posible
fracaso. Asumir los retos en vez de eludirlos tiene un poderoso efecto sobre
nuestra autoestima a largo plazo, más que el propio hecho de perder o ganar,
delÉXITO o el
fracaso en sí.
De manera paradójica, nuestra autoconfianza en general
y la seguridad de que podemos superar los problemas se refuerzan cuando
fracasamos, porque en ese momento nos damosCUENTAde
que lo peor que podíamos esperar (fracasar) no era en realidad tan terrible
como pensábamos. Como el mago de Oz, que resultó ser mucho menos amenazador de
lo que todo el mundo creía cuando al fin salió de detrás de la cortina, el
fracaso es mucho menos terrible cuando se confronta directamente. Se sufre más
por el miedo al fracaso que por el fracaso en sí mismo.
El buscador de virtudes. ¿Por qué algunas personas que tienen todos los motivos
del mundo para ser felices, que han hecho realidad todos sus sueños y alcanzado
el éxito en sus vidas, se sienten desgraciadas, mientras que otras que han
tropezado repetidas veces con penurias e infortunios celebran las cosas buenas
de la vida? La razón de este sorprendente (aunque común) fenómeno es que la
felicidad no dependeÚNICAMENTE de los hechos objetivos que componen nuestra vida, sinoTAMBIÉN de la
manera subjetiva en que los interpretamos.
Un hecho de la vida puede ser cualquier cosa, desde
ganar un campeonato a sacar un simple aprobado en unEXAMEN,
desde tener un golpe de suerte que nos haga ricos a ser rechazados por nuestra
pareja. Pero la manera en que experimentemos ese hecho dependerá en buena
medida de la interpretación que hagamos de él, así como de lo que nosotros
resaltemos de este: ¿celebro mis éxitos y mis logros, o no les doy mucha
importancia, pero sí lo lamento cuando no han sido perfectos? ¿Me reprocho a mí
mismo por haber sacado bajas calificaciones o por haber sido rechazado, o
presto más atención a las lecciones que estas experiencias pueden enseñarme?
Nadie es inmune a los sentimientos de tristeza o de
dolor. Pero hay personas que siempre parecen capaces de encontrar el lado bueno
de cualquier situación: se alegran de sus logros así como de los ajenos, tienen
la habilidad de transformar un contratiempo en unaOPORTUNIDAD y van
por la vida con un aire de optimismo. Y están los otros, que siempre ven el
vaso medio vacío, casi nunca encuentran motivoPARA alegrarse,
parecen siempre insatisfechos y viven en una atmósfera de mórbido pesimismo.
El primer ejemplo es el arquetipo del buscador de virtudes: la persona que siempre encuentra el hueco en medio de
la tormenta, que si encuentra limónHACE limonada,
que ve el lado bueno de las cosas, que no recela de lo bueno porque es
demasiado bueno. El segundo arquetipo es el que Henry David Thoreau llamó el buscador de defectos, que “encuentra defectos hasta en el paraíso”. El
buscador de defectos siempre encontrará motivos para ser infeliz, no importa
cuáles sean las circunstancias.
No soy de los que creen que todo sucede para mejor,
pero sí que hay personas capaces de sacar lo mejor de cualquier cosa que
suceda. La idea de que todo sucede para bien es pasiva; la de que podemos hacer
algo bueno con lo que suceda esACTIVA.
Para el buscador de defectos, no hay éxito ni victoria
que pueda traer una felicidad duradera; y el fracaso y la calamidad leCONFIRMAN siempre
su visión desoladora de la vida. En contraste, quien aprende a fijarse en lo
positivo puede sacar ventaja tanto del éxito como del fracaso. Donde mira el
buscador de virtudes, ve oportunidades para el crecimiento y la felicidad.
GESTIÓNde
las expectativas. En suLIBRO De buena a grandiosa (Good to
Great), Jim CollinsCUENTA la
historia del almirante James Stockdale, el prisionero norteamericano de más
alto rango en la guerra de Vietnam. Conocido por su inquebrantable carácter y
su capacidad de resistencia, Stockdale definió las dos características más
destacadas de los prisioneros americanos con más probabilidades de sobrevivir
en las brutales condiciones de las prisiones vietnamitas. Eran los que, en
primer lugar, afrontaban y aceptaban plenamente el duro hecho de la situación
en que se encontraban, en lugar de quitarle importancia o tratar de ignorarlo.
En segundo lugar, nunca dejaron de creer que algún día saldrían de allí. Dicho
de otro modo, si bien no trataban de rehuir la dura realidad de su situación,
tampoco perdieron nunca la esperanza de que al final la superarían. Por el
contrario, tanto quienes pensaban que nunca llegarían a salir de allí como
quienes esperaban salir en un período de tiempo exageradamente corto eran
quienes menos probabilidades tenían de sobrevivir.
El problema de encontrar el equilibrio adecuado entre,
por una parte, unas altas esperanzas y expectativas y, por la otra, una
realidad dura y difícil, se aplica en general a todas las situaciones en las
que uno se plantea un objetivo. No hay una técnica sencilla con la que se
puedan identificar las metas más realistas y capaces de inspirarnos, pero el
psicólogo Richard Hackman apunta que “el mejor lugar en que puede uno
encontrarse para aprovechar la máxima motivación posible es aquel en el que
tenemos una probabilidad deÉXITO de
50-50”.
Ser sincero. En suLIBRO Radical Honesty (Honestidad
radical), Brad Blanton dice: “Todos mentimos
enormemente. Y es algo que nos desgasta. Es la mayor fuente de estrés de todo
el mundo. La mentira nos mata a todos”. Para la mayoría de las personas
—excluyendo al psicópata—, la mentira es estresante y esa es la razón por la
que funciona el detector de mentiras. Cuando ocultamos una parte de nosotros
mismos, cuando mentimos acerca de la manera en que nos sentimos, el estrés
normalmente asociado con el hecho de mentir se suma al proveniente de reprimir
nuestras emociones. A la inversa, cuando reconocemos cómo nos sentimos —ante
nosotros mismos y ante los demás— sentiremos la calma que acompaña naturalmente
a la sinceridad, la liberación y el relax que provienen deACEPTARNOS a
nosotros mismos como seres humanos.
Un informe publicado recientemente en Alemania revela
que las personas que se ven obligadas a sonreír como parte de su trabajo (como
los dependientes de tiendas y las azafatas) son más propensas a la depresión,
el estrés, los trastornos cardiovasculares y la hipertensión. La mayoría de la
gente tiene que vivir “tras una máscara” al menos durante una parte del día:
los requisitos más elementales de la cortesía hacen que muchas veces tengamos
que reprimir nuestras emociones, ya sean de rabia, frustración o entusiasmo.
Tanto si tenemos que disimular nuestros sentimientos durante la mayor parte del
día (porque trabajamos de cara al público) o solo durante cierto tiempo (cuando
interactuamos con otras personas, como tiene que hacer normalmente todo el
mundo), la solución a este problema está en saber encontrar lo que Brian Little
llama el “espacio de recuperación”, que puede ser un momento para compartir lo
que sentimos con un amigo de confianza, un diarioPERSONAL donde
escribir lo que pensamos o, simplemente, unos instantes que podamos pasar solos
en nuestra habitación. Dependiendo de cada cual, hay personas a las que les
bastan diez minutos para recuperarse de la depresión emocional, mientras que
otras pueden necesitar mucho más tiempo. Lo importante es ser sincero con uno
mismo durante ese período de recuperación, procurar no fingir ni ocultar nada,
permitirse sentir las emociones que surjan.
Lo desconocido. Tememos lo desconocido. Por ello, buscamosSEGURIDAD en elPRESENTE;
queremos saber que tenemos controlada nuestra vida. Más que las malas noticias,
tememos la ausencia de noticias: la incertidumbre de un diagnóstico nos parece
peor, muchas veces, que uno negativo. Más que mera curiosidad, nuestro deseo de
saber es una profunda necesidad existencial..., porque si saber es poder,
entonces no saber es debilidad.
Los mortales que han prometido la certidumbre han sido
coronados reyes. Cuando sentimos amenazado nuestro futuro, como en las épocas
de guerra, seguimos al líder que nos promete la seguridad de saber cómo
terminarán las cosas. En tiempos de enfermedad, ponemos al médico en un
pedestal. Cuando niños, confiábamos en los todopoderosos adultos para aliviar
la ansiedad de nuestras limitaciones; más tarde, cuando descubrimos las
imperfecciones paternas, los reemplazamos por Dios, el gurú, el guía... Con
todo, en el fondo seguimos presos de nuestra ansiedad, porque en el fondo
sabemos que, en realidad, no sabemos. La historia, la arqueología, la
psicología no pueden explicar del todo nuestro pasado personal y colectivo. Las
vívidas descripciones que se han hecho sobre la vida futura, el horóscopo para
el mes que viene, las predicciones de las galletas de la fortuna… no nos dan
una imagen segura de lo que nos reserva el futuro, ni siquiera el día de
mañana. Y, cuando lo pensamos seriamente, vemos que tampoco tenemos idea de la
mayor parte de nuestro presente.
¿Qué podemos hacer? DeberíamosACEPTAR,
incluso celebrar, nuestro desconocimiento. Necesitamos reconocer nuestra
incertidumbre para poder vivir cómodos con ella. Solo cuando podamos sentirnos
cómodos con nuestra ignorancia podremos transformar nuestra incomodidad frente
a lo desconocido en un sentimiento de profundo asombro y maravilla. Cuando
logremos reaprender a percibir el mundo y nuestras vidas, se revelará ante
nosotros el milagro.
La consecución del éxito. La profesora Ellen Langer realizó un experimento en el
que pidió a dos grupos de estudiantes que evaluaran el nivel de inteligencia de
un cierto número de destacados científicos. Al primer grupo de estudiantes no
se le dio ninguna información acerca de cómo esos científicos habían alcanzado
susÉXITOS.
Estos estudiantes asignaron un alto valor a la inteligencia de los científicos
y no consideraron que sus logros fueran alcanzables por personas normales. A
los estudiantes del segundo grupo se les facilitó la misma lista de científicos
y de éxitos logrados por ellos, pero además se les proporcionó información
acerca de los pasos que los científicos siguieron hasta culminar sus
investigaciones: las pruebas realizadas, los errores y los reveses
experimentados durante su trabajo. Los estudiantes de este grupo también dieron
una alta evaluación a los científicos (al igual que el primer grupo) pero, a
diferencia del otro grupo, consideraron que los logros de los científicos eran
alcanzables por personas normales.
LosESTUDIANTES del
primer grupo, a quienes solo se les comunicaron losÉXITOSalcanzados
por los científicos, asumieron una mentalidad perfeccionista, desde la cual
solo veían una parte de la realidad: el resultado; los estudiantes del segundo
grupo, en cambio, que recibieron información sobre los éxitos de los
científicos pero también sobre los pasos que siguieron, adoptaron una
mentalidad optimalista, desde la que observaron la realidad en su conjunto,
tanto el resultado como el proceso que condujo hasta allí.
No hace falta decir que toda victoria llega tras una
serie de pasos: alguien estudia algo durante años, llevándose muchos fracasos,
esforzándose por superarlos y atravesando una serie de altibajos hasta alcanzar
la meta. El mundo de la música, por ejemplo, está lleno de éxitos que aparecen
“de la noche a la mañana”, pero la verdad es que sus autores trabajaron mucho y
durante años antes de alcanzar esos éxitos. Lo que pasa es que vemos solo el
resultado final y pasamos por alto el esfuerzo en energía y tiempo que hizo
falta para llegar ahí; en consecuencia, esos éxitos nos parecen inalcanzables,
la obra de un genio sobrehumano. Como dice Langer: “Al conocer la manera en la
que alguien ha alcanzado su meta, tendemos a ver sus logros como el resultado
de un considerable esfuerzo y, así, nuestras propias metas nos parecen más
fáciles de alcanzar... Las personas pueden imaginar mejor su avance a través de
pequeños pasos, no situadas de una vez en las alturas, que así parecen
inalcanzables”.
Nuestras relaciones: enemigos
maravillosos. En su revolucionaria obra La esclavitud femenina, el filósofo inglés del siglo XIX John Stuart Mill
abogaba por la liberación de la mujer, argumentando que “el principio que
regula las relaciones sociales existentes entre ambos sexos —la subordinación
legal de un sexo al otro— es erróneo en sí mismo y uno de los principales
impedimentos del desarrollo humano”. Solo cuando el hombre y la mujer sean
iguales, podrán “disfrutar del goce de admirarseMUTUAMENTE y
compartir de modo alternativo el placer de guiar y ser guiado en el camino del
desarrollo”. En una relación saludable, tanto el hombre como la mujer, en
distintos momentos, marcan el camino y promueven el desarrollo del otro.
La idea de guiar y ser guiado se aplica no solo a la
relación de parejaENTRE el
hombre y la mujer, sino a toda relación íntima o cercana. En su Ensayo sobre la amistad, Ralph Waldo Emerson reconoce laOPOSICIÓN como
una precondición necesaria para la amistad. Escribe Emerson que él no busca en
un amigo una “masa deACEPTACIONES”
ni un “apoyo trivial”, es decir, alguien que conviniera en todo lo que él
dijera, sino un “enemigo
maravilloso,indomable, fervientementeVENERADO”.
Alguien que solo quiera ser “maravilloso” conmigo y
apoyarme sin jamás oponerse ni desafiar nada de lo que digo y hago no me
ayudará a crecer y a mejorar; mientras que alguien que solo contradiga
cualquier cosa que yo diga o haga, sin miramientos y sin darme ningún apoyo,
será un contrincante desconsiderado. Un amigo auténtico tiene que ser a la vez
maravilloso conmigo y mi enemigo. Un enemigo maravilloso cuestionará mi actitud
y mis palabras, y al mismo tiempo aceptará mi persona sin condiciones. Un
enemigo maravilloso es alguien que me respeta y me quiere lo bastante para ser
capaz de oponerse a lo que digo y lo que hago, sin que su oposición a mis
palabras o acciones llegue a cambiar lo que siente por mí como persona.
La generación del halago. Cuando estuve en Australia el año pasado, oí por la
radio a un grupo de líderes empresariales que se quejaban de la generación más
reciente de graduados universitarios: estos jóvenes inteligentes, educados,
menores de treinta años, que entraban al mercadoLABORAL,
tenían que estar recibiendo constantemente mimos y halagos por lo que hacían y,
cuando se les criticaba, cogían una rabieta y hasta eran capaces de dejar el
trabajo. Los directivos de Estados Unidos y el mundo occidental tienen el mismo
problema. Para la generación anterior, muchos de cuyos integrantes se educaron
con algún que otro coscorrón, el fenómeno de los malcriados recién llegados
constituye un problema.
Carol Dweck llama a estos recién llegados al mundo
empresarial “la generación del halago”. Suelen serPRODUCTO de
padres y maestros bienintencionados que, movidos por el deseo de favorecer la
autoestima de los jóvenes, les ofrecieron constantes y exagerados halagos (para
fortalecer su ego) a la vez que evitaban hacerles cualquier tipo de crítica
(que podría dañar su frágil autoestima). Pero el resultado, la mayoría de las
veces, es lo contrario de lo que se buscaba: en lugar de convertirse en adultos
con una elevada autoestima, los niños crecieron con una personalidad inmadura y
malcriada. Como dice Dweck: “Ahora tenemos una fuerza deTRABAJO que
necesita que le estén dando ánimo constantemente y que no soporta la crítica.
Lo que no es precisamente una buena receta para elÉXITO en los
negocios, donde es fundamental la capacidad de asumir retos, ser persistente y
ser capaz de admitir y corregir los propios errores”.
Toma de decisiones. Cuando empezaba su carrera, Jim Burke, el exitoso
directivo de Johnson & Johnson durante treinta años hasta su retiro en
1989, descubrió pronto la importancia de aprender de los propios errores,
gracias al general Johnson. En una ocasión en la que Burke había desarrollado
un nuevoPRODUCTO que
resultó ser un desastre total, lo llamó el general Johnson, en aquel entonces
presidente del consejo de administración. Burke esperaba que lo despidiera. En
cambio, el general Johnson le tendió la mano y le dijo:
Quiero felicitarlo. Todo en los negocios
se resume en tomar decisiones, y quien no toma decisiones no puede equivocarse.
Mi trabajo más difícil es lograr que la gente tome decisiones. Si vuelve a
equivocarse otra vez en lo mismo, estará despedido. Pero espero que tome muchas
otras decisiones, y que comprenda que habrá más fracasos que éxitos.
Burke adoptó esa misma filosofía cuando fue ascendido
a directivo: “Solo crecemos si corremos riesgos. Toda empresa de éxito está
repleta de fracasos”. Antes de entrar a trabajar en Johnson & Johnson, Burke
había fracasado en otras tres empresas. Al hacer públicos esos fracasos, y al
contar una y otra vez la historia de su encuentro con el general Johnson, Burke
transmitió una importante enseñanza a sus empleados.
Escuchar la llamada interior. El psicólogo Abraham Maslow dice que “el destino más
agradable, la mejor fortuna que puede tener un ser humano es que lePAGUEN por
hacer lo que más quiere hacer”. No siempre es fácil descubrir cuál es el
trabajo que puede proporcionarnos esa “buena fortuna” que ayuda a nuestra
felicidad. Las investigaciones sobre la relación que tienen las personas con su
trabajo pueden servirnos de ayuda.
La psicóloga Amy Wrzesniewski y sus colaboradores
señalan que las personas experimentan el trabajo que hacen de una de estas tres
maneras: como un oficio, como una carrera o como una vocación. Un oficio se percibe
principalmente como una tarea, algo que se hacePOR DINEROmás
que por auténtico interésPERSONAL.
La persona va al trabajo cada mañana básicamente porque tiene que hacerlo, no
precisamente porque lo desee de una manera especial, y su razón no es otra que
la paga que recibirá a fin de mes, sin mayor expectativa que esperar que llegue
cada viernes o la época de vacaciones.
Cuando el trabajo se percibe como una carrera, eso se
debe principalmente a factores extrínsecos, como el dinero que proporciona esa
ocupación y el progreso que reporta en términos de poder económico y prestigio
social. La persona que ve así su trabajo está siempre esperando un ascenso, un
escalón más en la jerarquíaLABORAL:
de profesor asociado a catedrático, de maestra a directora, de vicepresidente a
presidente, de asistente del editor a editor jefe.
Pero para la persona que siente su trabajo como una
vocación, lo que hace es en realidad un fin en sí mismo. Por supuesto, la paga
no deja de ser importante, ni tampoco la posibilidad de un ascenso, pero la
razón principal para su trabajo es que quiere hacerlo. Su motivación es
intrínseca, y siente con ello una especie de realización personal. Para esta
persona, sus metas son coherentes. Se apasiona por lo que hace y obtiene
satisfacción personal de su trabajo: siente que para ella es, más que una
obligación, un privilegio.
Reforzadores de felicidad. En lo que respecta a la propia felicidad, la mayoría
de las personas pasa de vez en cuando por rachas de escasez. No he conocido
muchos estudiantes a los que les guste la época de exámenes; y aun en los
mejores ambientes de trabajo, siempre hay algunos proyectos menos interesantes
que otros. Ya sea por necesidad o por decisión propia, la mayoría de nosotros
pasamos porPERÍODOS en los
que no disfrutamos mucho con lo que hacemos. Por suerte, eso no significa que
tengamos que resignarnos a ser infelices durante ese tiempo.
LasACTIVIDADES agradables
e importantes para uno son como una vela en una habitación oscura: así como una
llama o dos son suficientes para iluminar una habitación, una o dos
experiencias felices durante un período sin mucho entusiasmo pueden transformar
nuestro estado general. A esas experiencias breves pero transformadoras las
llamo reforzadores de
felicidad: son cosas que pueden durar desde unos
pocos minutos a algunas horas, y que son agradables al tiempo que nos
proporcionan un sentido, que nos aportan un bienestar actual yFUTURO.
El nivel de felicidad de las personas depende
básicamente de tres factores: un nivel básico genéticamente determinado,
diversos factores circunstanciales que repercuten sobre nuestro grado de
felicidad y las prácticas y actividades que realice la persona para ser feliz.
No tenemos ningún control sobre nuestra disposición genética y, muchas veces,
es poco lo que podemos hacer para influir en las circunstancias que nos
afectan, pero sí tenemos un alto grado de control sobre las prácticas y
actividades que realizamos. En este último aspecto, según Lyubomirsky y sus
colegas, “están las mejoresOPORTUNIDADES para
mejorar nuestra felicidad constantemente”, porque realizar actividades agradables
que sean significativas para nosotros puede aumentar considerablemente nuestro
bienestar.
Conclusión
Nuestra capacidadPARA obtener
felicidad es un don de la naturaleza. No hay persona, religión, ideología ni
Gobierno que tenga el derecho de quitárnosla. Organizamos nuestras estructuras
políticas —nuestras constituciones, tribunales de justicia, ejércitos—CON el fin
dePROTEGER nuestro
libre derecho a ser felices. Y, sin embargo, ninguna fuerza exterior puede
protegernos de lo que he llegado a creer que es nuestro mayor impedimento en la
consecución de ese fin: nuestra sensación de que no nos merecemos la felicidad.
¿Por qué querría alguien privarse deliberadamente de
la felicidad? En suLIBRO Volver al amor, Marianne Williamson arroja luz sobreESTE dilema:
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos ineptos o incompetentes. A lo que
más tememos es al hecho de que nuestro poder supera cualquier medida. Lo que
más nos asusta no es nuestra oscuridad, sino nuestra luz. Nos preguntamos qué
derecho tenemos de ser brillantes, atractivos, talentosos y maravillosos
cuando, en realidad, ¿por qué no vamos a tener ese derecho?”.
Para poder vivir una vida feliz, debemos sentir que
nos la merecemos. Como escribe Nathaniel Branden: “En su búsqueda de valores,
el hombre debe pensarse con derecho a disfrutar de ellos. En su esfuerzo por
hallar la felicidad, debe considerarse con derecho a tenerla”. Debemos
apreciarnos en lo que somos, en nuestro ser más íntimo, al margen de nuestros
logros más tangibles; debemos creer que merecemos ser felices; debemos sentir
que lo merecemos por
ser lo que somos... porque nacimos con la mente y el corazón
dispuestos a experimentar el placer y el sentido de las cosas.
Cuando noACEPTAMOS que
merecemos todo esto, de manera inconsciente o deliberada socavamos nuestros
propios talentos, nuestro potencial, nuestra alegría y nuestros logros.
Negarnos a aceptar las cosas buenas que nos suceden conduce a la infelicidad y,
siendo infelices entre todas las posibles fuentes de felicidad que nos rodean,
caemos en el nihilismo.
Antes de poder aceptar un don, de un amigo o de la
naturaleza, tenemos que estar abiertos a recibirlo. Una botella a la que no le
quitemos el tapón no podrá llenarse de agua, por más agua que vertamos sobre
ella; esta resbalará por los lados sin jamás llenarla.SOLO si nos
sentimos merecedores de alcanzar la felicidad podremos abrirnos para recibir
sus tesoros.
Fin del resumen
Autor
Tal Ben-Shahar es profesor de Psicología Positiva y Psicología
del Liderazgo en Harvard, asignaturas queCUENTAN,
desde hace años, con la ratio más alta de solicitudes de inscripción por parte
de los estudiantes. Es cofundador de varias empresas entre las que destacan The
Wholebeing Institute, Potentialife, Maytiv, y Happier.TV.
Ben-Shahar es autor de los libros Ganar felicidad (RBA
Integral, 2008), Practicar la felicidad (Plataforma Editorial,
2011), La búsqueda de la felicidad (Alienta Editorial, 2011),
y Elige la vida que quieres (Alienta Editorial, 2014).
Está graduado por la Universidad de
Harvard en Psicología y Filosofía, y obtuvo en la misma universidad un
doctorado en Comportamiento Oganizacional.
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